Monday, April 9, 2007

EL SISTEMA BINOMINAL Y LA DEMOCRACIA

EL SISTEMA BINOMINAL Y LA DEMOCRACIA
Por Camila Vergara

Ya comenzó el debate acerca del sistema binominal. Y ya era hora. Los niveles de abstención electoral están peligrosamente acercándose a parámetros desestabilizadores de cualquier sistema político que se dice representativo, y la clase política está cada vez más desligada de los votantes. Aunque el sistema binominal no es el único causante de estos problemas, es uno de los principales responsables.

A través del sistema de "doblaje" en los distritos, la única posibilidad de victoria electoral segura es estar dentro de una coalición que sea lo suficientemente poderosa para doblar al oponente o por lo menos que tenga la capacidad de no ser doblada. El sistema fue creado para artificialmente inducir dos bloques electorales. Digo artificialmente ya que el sistema tiende a sobre-representar a las mayorías y no representar en absoluto a las minorías. Aunque los políticos como el Senador UDI Jovino Novoa dicen que las minorías son marxistas y por eso reformar el sistema binominal sería "ponerle una bomba" al sistema democrático, lo cierto es que el sistema está dejando a un porcentaje no despreciable de ciudadanos sin representación.

En mi opinión, el fenómeno es el siguiente: partidos de centro como la Democracia Cristiana y Renovación Nacional se han tenido que aliar con partidos de los extremos políticos como el Partido Socialista -partido laico de principios marxistas- y la UDI -partido gremialista ligado al Opus Dei- para poder elegir parlamentarios según el sistema binominal. El problema es que el espectro político así conformado tiende a formar dos polos irreconciliables -uno socialista en términos económicos y liberal en términos morales, y otro liberal en términos económicos y ultra conservador en términos morales. En este escenario, los que son liberales en términos económicos y morales son dejados fuera del sistema. Y este grupo no está conformado por los marxistas de los que habla Novoa, los cuales votan por el Partido Comunista, sino por un centro liberal que podría convertirse en una fuerza importante dentro del electorado y que amenazaría con desplazar a los polos más radicales como el PS y la UDI a los porcentajes que les corresponden (por debajo del 20%).

El resultado del actual sistema binominal lo hemos visto en estos 17 años de democracia. Las contradicciones políticas como la píldora del día después promovida por un gobierno con apoyo Demócrata Cristiano, y una ley de divorcio que se demoró 15 años en ser aprobada debido a los compromisos de RN, un partido laico y progresista, con su aliado electoral del Opus Dei, son sólo dos ejemplos.

El gobierno está promoviendo una reforma al sistema binominal, lo cual no significa que se va a cambiar el sistema, sino que se le va a tratar de dar una mayor representatividad al añadirle un número determinado de parlamentarios nacionales. Esta reforma es insuficiente y traería mayor complejidad al sistema. Si ya los chilenos no entienden cómo las segundas mayorías más votadas en sus distritos no resultan elegidas debido al doblaje, creo que ampliar el sistema a candidatos nacionales no resolverá el problema, y significaría profundizar el escenario actual. Lo que se necesita no es darle asientos en el Congreso a los partidos que tienen menor votación como el Partido Comunista, sino que cambiar el sistema para que se elimine el freno a la creación de nuevos partidos que sean viables electoralmente, sin que tengan que comprometer sus principios.

Otra característica del sistema binominal es que tiende a excluir a las mujeres y a los jóvenes del Parlamento. Debido al sistema de doblaje y la relativa menor votación que supuestamente obtienen las mujeres y las nuevas caras políticas, las coaliciones tienden a "irse a la segura" y sólo promover candidatos hombres que tengan más opciones de doblar al contrincante. Como es necesario llevar dos candidatos por lista para tener más opciones, en general se parea un candidato fuerte (la mayoría de las veces un hombre con carrete político) y uno débil, el que tiene dos opciones: o ser "elegido" no por los votantes, sino por el arrastre de su compañero, o, lo que pasa la mayoría del tiempo, entrar en la carrera sin tener virtualmente ninguna opción de ser elegido. Este es el caso de la mayoría de las mujeres y los jóvenes candidatos: empiezan su carrera política con una temprana muerte electoral. Esto hace que el Congreso sea casi 90% masculino y esté constituido por las mismas elites políticas de los 70s y 80s.

El sistema binominal es poco representativo, tiende a sobrer-representar a las mayoría, previene la entrada de nuevos actores al sistema, y es discriminatorio. Estas características han hecho que cerca del 30% de los chilenos decida no votar y otro 10% decida anular su voto. El descontento y desconexión con la clase política vigente es cada día más evidente, pero los que están en el poder, es decir el gobierno y los parlamentarios, son los únicos que pueden cambiar el sistema que les da poder. En un sentido, el cambio del sistema binominal por uno representativo significaría el suicidio de las actuales coaliciones. Con la Concertación con 17 años en el poder y una estela de corrupción acumulándose en su historial, y una Alianza por Chile que llegó a su límite electoral con Joaquín Lavin en 1999 y no es capaz de lograr la deseada alternancia en el poder, creo que más que "una bomba al sistema democrático", la reforma al sistema binominal significaría la muerte de las actuales coaliciones y la posibilidad de generar una mayor representatividad y consolidación del sistema democrático en Chile.